Adoptar, sanar, proteger, cuidar, preparar, alimentar y enviar a todos aquellos dispuestos a aceptar y seguir los procesos de formación divina con el fin de llevar a cabo los llamados y asignaciones encomendadas por el Padre celestial para la expansión de su reino en la tierra.
Somos una comunidad de fé, oración, perdón, restauradora y edificante. Por medio de la relación con Dios, su Palabra y su Santo Espíritu deseamos tener familias plenas, llenas de amor, respeto, comprensión; capaces de impartir la presencia de Dios en todas las áreas de sus vidas.
Ayudar e instruir a las familias e individuos en propósito, diseño y destino divino a través de la Palabra revelada y del Espíritu Santo de Dios. Establecer una comunidad de hijos de Dios que impacten con amor a sus familias y a sus comunidades.
Somos un ministerio que nació en el corazón de Dios, creemos en el Padre, Hijo y Espiritu Santo. Creemos que solo a través del Señor Jesuscristo podemos llegar a ser salvos y sabemos que en la oración hay poder de Dios “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” Mateo 21:22. Tenemos un corazón para la alabanza y la adoración auténtica, nos apasiona predicar la verdad del Evangelio y ser parte de la gran comisión.